Parasha Sheláj Lejá (Bamidbar–Lev 13, 1–15, 41)
“Envía por ti hombres para que exploren la tierra de Canaán” (Bamidbar 13:2)
Los espías cometieron un terrible pecado al hablar mal de la Tierra Prometida. El gran comentarista Rashi pregunta por qué la Parashá que habla de los espías fue relacionada a la parashá que habla de Miriam, y responde que se debe a que ella había sido castigada por la calumnia que dijo de su hermano, y estos malvados vieron el castigo que ella recibió, pero aun así no asimilaron la lección.
También los israelitas creyeron lo que dijeron los espías y también ellos lloraron. Como dice el
versículo (Bamidbar 14:1): “Toda la asamblea alzó y profirió su voz, y el pueblo lloró esa noche”,
Por esto, el pueblo de Israel fue severamente castigado. Dice la Guemará (Taanit 29a): “Dijo Raba en nombre de Rab Iojanán que esa era la noche del nueve de av.(Tisha b'Av) El Santo, Bendito sea, les dijo: ustedes han llorado en vano, ahora estableceré un llanto para las generaciones”. Y en efecto, hasta la actualidad, en este día lloramos y lamentamos la destrucción de los dos Templos.
Asimismo, el versículo dice (Ibíd. 14:24): “Pero Mi siervo Caleb, debido a que un espíritu diferente estaba con él y Me siguió plenamente, Yo lo llevaré a la Tierra a la que llegó”. ¿En qué se
diferenciaba el espíritu de Caleb del resto de los espías y cómo tuvo el mérito de llegar a ese nivel?
Para entender esto, necesitamos retomar las parashiot anteriores.
La parashat Bamidbar nos cuenta sobre el censo de cada tribu con detalle. ¿Por qué todos esos detalles eran importantes y no era suficiente con un informe global de la cantidad de personas que había en el pueblo?
Asimismo, en la parashá Nasó la Toráh se extiende en el relato de las ofrendas de cada líder en el momento de la inauguración del Tabernáculo, detallando cada uno por separado a pesar de que todas las ofrendas eran similares. Por otro lado, a las treinta y nueve labores prohibidas en Shabat y a otras leyes importantes, la Toráh se refiere de manera muy breve e incluso a través de alusiones.
De aquí entendemos que el censo de las tribus no se trató simplemente de una encuesta para
saber el número de israelitas. El Creador conoce todos los secretos y Él ya sabía cuántos eran.
El objetivo de contar a cada tribu por separado era enseñar que cada tribu era importante para el Creador.
Cada tribu contaba con cualidades especiales que había recibido de sus antepasados, y eso no se encontraba en las otras tribus. Ninguna persona es igual a su semejante, porque cada judío tiene algo único y especial que sólo puede aprenderse de él.
Por eso Hashem contó a cada tribu por separado, dándole importancia a cada una por sí misma, para que entendiéramos que cada tribu tiene una cualidad especial de la cual debemos aprender.
Por ejemplo, de la tribu de Iehudá que tiene el reinado, debemos aprender lamanera de comportarse de un talmid Jajam (un estudioso sabio), que es como un rey. Como está escrito (Guitín 62a): “¿De dónde aprendemos que los Sabios son llamados reyes? Le respondió: Porque está escrito: Deben comportarse con corrección y buenas cualidades como corresponde a los hijos de los reyes”.
De la tribu de Isasjar que lleva sobre sí el yugo de la Toráh, debemos aprender la importancia del esfuerzo y la dedicación a la Toráh.
De la tribu de Zevulún que ayudaba a la manutención de quienes estudiaban Toráh, debemos aprender cuánto debemos esforzarnos para apoyar a los estudiosos de la Toráh y dar nuestro dinero para mantener instituciones de Toráh y jesed.
De la misma manera debemos aprender de cada tribu su cualidad singular, para llegar a ser coronados con las cualidades elevadas de todas ellas.
Por eso la Toráh también se extendió en el relato de las ofrendas de cada líder, porque cada tribu era singular y única.
Lo fundamental era que todas actuaran por amor al Cielo, para dar satisfacción al Creador y servirle con todo el corazón.
Debemos aprender las buenas cualidades de todas las tribus!
Al nivel que las tribus llegaron sólo es posible llegar cuando se tiene aspiraciones y voluntad para crecer en santidad y pureza.
Esto era lo que destacaba a Caleb ben Iefuné, que tenía un “espí-
ritu diferente”: Dado que su voluntad era acercarse al Creador, trató de aprender de las cualidades elevadas de los demás.
Debemos saber que nunca alcanzaremos nuestros objetivos si no aspiramos a lograrlo, mientras mayor sea la aspiración, mayor será el deseo de actuar para llegar a ese objetivo, y de esta forma se incrementan las posibilidades de lograrlo. Esta es la única manera en que se puede crecer y elevarse en Toráh y temor al Cielo:
"Tener verdaderas aspiraciones y deseos de crecer en Toráh, ansiando incrementar un poco más en santidad a cada momento. Porque de acuerdo con la aspiración es la fuerza que impulsa a la persona a crecer espiritualmente.
Dedicado para la sanidad de todos los enfermos de Am Israel y del mundo entero, que tengan una pronta y completa sanidad, también dedicado para el éxito de todos los necesitados y de todos los que se dedican a la difusión del mensaje de Emuna.
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