Shevii shel Pesaj "La particion del mar rojo"
Aunque la persona caiga al más bajo de los niveles, nunca debe pensar que ya no tiene esperanza alguna. Nuestros antepasados pasaron por situaciones similares frente al Mar Rojo. Ante ellos estaba el mar; detrás de ellos, los Egipcios; y animales salvajes del desierto a ambos lados. En la peor de todas las situaciones no abandonaron la esperanza. Clamaron a Dios y fueron escuchados.
De modo similar, no importa cuán lejos se encuentre uno de Dios, siempre hay esperanza. ‘ es el más alto y elevado nivel de existencia (Etz Jaim, Shaar ‘). Y desde allí le llega la ayuda a la persona, aunque ésta se encuentre en los niveles más bajos. Así, el milagro de la Partición del Mar Rojo puede sintetizarse de esta manera: aunque todo parezca perdido, aún existe esperanza de una redención (Likutey Moharán I, 21).
Enseña el Rabí Natán que hay otro concepto asociado con la Partición del Mar Rojo y que es el quebrar el orgullo. Dijo el Faraón, «¿Quién es Dios para que yo Lo escuche?» Durante todo este episodio, Moshé Rabeinu estuvo tratando de convencer al Faraón que Dios gobierna el mundo y que El es capaz de destruir completamente al gobernante de Egipto. Sin embargo, el Faraón se había declarado como una divinidad. Pues vemos que tanto el gobernante de Egipto, como la mayoría de la gente que se encuentra en una posición de poder, se caracterizan por la arrogancia y el orgullo.
La Partición del Mar Rojo demostró cómo puede quebrarse por completo semejante arrogancia. Moshé transformó el lecho del mar en tierra seca. La tierra está asociada con el concepto de modestia. Por otro lado, la fuerza de las aguas desbordadas, con sus poderosas olas, seguras de su poder sin límites, es algo que la persona percibe como el epítome de la grandeza. Pero, en un corto lapso de tiempo, el Creador destruyó la arrogancia de las aguas transformándolas en tierra seca. Así, la canción que Moshé y los Judíos cantaron cuando fue abierto el Mar Rojo fue una de alabanza al Creador, porque El es grande y gobierna por sobre todos aquellos arrogantes y orgullosos (Likutey Halajot, Orlá 4).
~~
Cuando los Judíos abandonaron Egipto y se acercaron al Creador, recibieron una gran riqueza. Esto se debe a que la riqueza posee, en el plano de la santidad, la misma raíz que el alma. Sin embargo, existe un rasgo malo que puede hacer que la persona pierda toda su riqueza. Este rasgo es la ira.
Cuando las fuerzas opositoras ven que la persona está por recibir riquezas y bendiciones, tratan entonces de llevarla hacia la ira. JiMaH, la ira, crea una brecha en su JoMaH, en su pared protectora, que también es su riqueza (Likutey Moharán I, 68).
Está prohibido comer Jametz en Pesaj, pues Jametz es el concepto de la ira.
El Jametz se levanta. Tal como la arrogancia y la ira, también se expande. De modo que debemos evitar toda clase de exageraciones en nuestra forma de vida. Nuestra manera de vivir debe ser sin arrogancias y expansión.
Cuando el Mar Rojo se abrió, sus aguas, a los costados, se hicieron como una pared (jomah) para los Judíos. Luego de ello, los Judíos pudieron refrenar toda ira (jimah) y se les permitió tener Jametz. Es por ésto que el Jametz se permite luego del Séptimo Día de Peisaj (Likutey Halajot, Harsha’ah 4).
(La Hagadá de Breslov © Breslov Institute Research)
El Jardin de Breslev te recomienda: