Purim y la Meguilat Esther

Purim y la Meguilat Esther

Cada una de las festividades de Israel nos enseña una perspectiva para que tomemos conciencia de otro aspecto de la vida, así como de los parámetros para comprender el sentido la historia. Purim nos transmite la medida más elevada a la cual el hombre debe aspirar: la alegría que surge a partir de la conciencia e implementación del objetivo final de bien. La verdadera alegría sólo se logra a través del altruismo, la tristeza es consecuencia directa del egoísmo. El hombre entristece cuando se concentra excesivamente en sí mismo; por el contrario, quien dirige su energía hacia el bien del prójimo nunca tiene tiempo para estar triste. Sólo quien tiene alegría puede dar. Ello se debe a que somos completos cuando nos asemejamos a lo completo, a nuestro origen, y como HaKadósh Barúj Hú (El Santo Bendito sea) sólo da, ya que ¿de quién va a recibir? cuando el hombre da se asemeja a su raíz, entonces siente vibrar en él la fuerza de lo completo.

El ciclo anual de festividades del pueblo de Israel tiene como propósito el desarrollo constante de un sistema socio-educativo que revele el potencial altruista humano.

Cada Purim nos desafía a revelar otro aspecto de la alegría.
¿Cómo? A través de una comprensión más profunda de la Meguilát Ester (el libro de Esther) cuyo significado es revelar lo Oculto. La oscuridad es tan sólo la falta de Luz, por ello no debemos luchar contra la oscuridad sino poner Luz en nuestros actos.

Cuando alcanzamos la alegría alcanzamos lo completo, el altruismo, Su medida.
En toda la Meguilá no aparece el nombre de HaKadósh Barúj Hú (del Creador Bendito). Ello es similar a la Creación: no vemos lo completo debemos revelarlo. Como cuando el romano Turnus Rufus le preguntó a Rabí Akiva, ¿cuáles acciones son más bellas, las divinas o las humanas?. Tras responder las humanas Rabí Akiva colocó delante del romano espigas de trigo y pan preguntándole a su vez cuál prefería.
La Creación manifiesta un potencial, un desafío que debemos revelar e implementar. Similar sucede cuando conocemos a alguien: no vemos su interior, sus intenciones, su alma a simple vista, sino que a medida que lo conocemos lo vamos captando. Ocultándose HaShém se revela, y otras veces se oculta revelándose, así también a veces lo hacemos los seres humanos...
(Fuente Torá org)

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